Dom
31
Ago
2014

Homilía XXII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2013 - 2014 - (Ciclo A)

El que pierda su vida por mí, la encontrará

Introducción

En estos domingos de verano, la lectura continuada del evangelio de Mateo, presenta la doble cara de la moneda en la relación de Jesús con sus discípulos y concretamente con Pedro.

El domingo pasado Pedro confesaba que el Hijo del hombre era el Mesías, “el Hijo de Dios vivo”; este domingo, Pedro es el mismísimo Satanás: “quítate de mi vista Satanás” le dice Jesús.

Para que no se interpretara mal la promesa de Cristo fue necesario que la aclarara: la actitud del verdadero seguidor es la del que “pierde” la vida por su causa, -pasando por la cruz para llegar a la resurrección- para “ganarla”.

El ajustarse a este “mundo” puede separar de Dios y de su voluntad. El diálogo salvífico con Jesús, como el de Jeremías, y la toma de conciencia de las dificultades de la fidelidad y seguimiento evangélicos, eliminan los equívocos al verdadero seguidor de Cristo.

La seducción por Jesús y su causa, induce al cristiano a modificar su voluntad sin miedo y no acomodarse a este mundo, empujándole a transformarlo según Dios e instaurar en él su Reino.

Su palabra es fuego que prende y purifica la mente; es acción que lleva a vivir conformados a él, agradándolo en todo lo perfecto. Lo contrario es otra cosa.