El recogimiento franciscano

Descubre la espiritualidad franciscana del recogimiento interior del siglo XVI, su mística y autores clave y su influencia en la Iglesia.


El recogimiento franciscano del siglo XVI, fue una espiritualidad arraigada en la soledad para conectar con Dios. Este movimiento reformó la orden franciscana y la difusión de su mística y sus principales exponentes como Francisco de Osuna y San Pedro de Alcántara.

¿Qué es el recogimiento espiritual franciscano?

La primera mitad del siglo XVI español estaba protagonizada por el recogimiento franciscano, que se inició gracias a la reforma que emprendió el cardenal Cisneros, quien ayudó a que se publicaran gran cantidad de obras de literatura mística pensando principalmente en el enriquecimiento espiritual del clero, las monjas y los frailes, aunque también benefició a los laicos.

Propició la renovación religiosa del pueblo fiel, fundamentalmente mediante la composición de doctrinas cristianas, que eran catecismos sencillos. En este ambiente nació el recogimiento franciscano.

El recogimiento trata de responder a lo que nos dice Jesús en Mt 6,6:

«Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre».

A lo largo de la historia de la Iglesia ha habido personas que han sentido la necesidad de buscar la soledad para encontrarse con Dios. Recordemos, por ejemplo, los antiguos eremitas del desierto egipcio y los ermitaños europeos medievales.

Entre los franciscanos se hizo muy patente esta espiritualidad, de tal forma que constituyeron comunidades apartadas de las poblaciones en las que poder llevar una vida especialmente ascética –con grandes privaciones y penitencias– y mística: volcados en la oración mental, pero sin dejar de lado la celebración de la Eucaristía, la oración comunitaria y su labor pastoral.

Si bien esta forma de vida sobresalió especialmente en los franciscanos, la hubo también en las otras Órdenes, pues, tras la grave crisis que sufren todas ellas en el siglo XIV, en el XV se construyeron conventos reformados en las afueras de las ciudades, o en medio de la naturaleza, buscando un ambiente espiritualmente más sano.

¿Cómo influyó en la vida religiosa del siglo XVI?

El recogimiento franciscano, además de renovar religiosamente la Orden franciscana en consonancia con la reforma de la Iglesia en España, colaboró mucho en extender las ideas de dicha reforma entre el pueblo fiel, para que su espiritualidad fuese menos ritualista y más interior. Bueno, pues este movimiento produjo una espiritualidad mística de carácter afectivo, que no dejó de lado el indispensable aporte de la ascesis, y que fue divulgada en libros sencillos y profundos en lengua española.

Buscaban una espiritualidad menos ritualista y más interna

Dos de sus autores más significativos son Francisco de Osuna (1492-1540) y san Pedro de Alcántara (1499-1562). Éste último, siendo provincial, emprendió una reforma de la Provincia de San Gabriel, introduciéndola en una gran austeridad.

También destacó como predicador y como maestro espiritual, entre otros, de santa Teresa de Jesús (1515-1582). Si bien era un hombre profundamente místico, supo compaginarlo con su ajetreada vida activa. Su obra principal es el Tratado de oración y medi­tación, escrita hacia 1557. Él mismo reconoce que se trata de una síntesis del Libro de la oración y meditación (1554) de fray Luis de Granada (1504-1588). Sin embargo, no se limita a reproducir lo expuesto por este dominico, sino que añade elementos propios del recogimiento franciscano.

¿Quién fue Francisco de Osuna y qué hizo?

Este autor estudió en Salamanca y anduvo por Francia, Alemania y Holanda. En sus obras nos muestra cómo el recogimiento nos ayuda a encontrar a Dios en nuestro interior. Para ello es necesario silenciar el pensamiento, centrarse en Dios con ánimo alegre y vivir en el amor.

Su obra más significativa es el Abecedario espiritual. Se trata de una serie de seis obras publicadas entre los años 1525 y 1554. La más importante es el Tercer abecedario espiritual (1527), que influyó mucho en santa Teresa de Jesús. Se trata del primer escrito místico en lengua castellana. Esta obra nos habla de la vía afectiva de acercamiento a Dios.

Si bien considera que el saber es importante, afirma que lo fundamental es la devoción y la oración. Define el recogimiento como un ejercicio espiritual por el cual, habiendo recogido y congregado lo disperso que hay dentro de nosotros y habiendo acallado todo concepto e imagen, nos limitamos a contemplar con simpleza y pureza a Dios, y así, nos unimos a Él con nuestro amor. Veamos cómo nos habla del recogimiento en el Tercer abecedario espiritual:

«El mismo negocio espiritual tiene propriedad muy principal de recoger el corazón, y es esta la mejor señal o rastro que la gracia por esta vía recibida deja en el ánima, de la cual ahuyenta y lanza todo cuidado superfluo e inútiles cogitaciones que solían derramar al hombre y echarlo de su casa; empero este recogimiento lo restituye y lo quieta en gran sosiego; mas quiere que tú también tengas cuidado de lo frecuentar, según dice nuestra letra, con todas las maneras solicitas que pudieres, parando mientes con gran atención que no vayas contra la inclinación que el recogimiento obra en tu anima; la cual por la mayor parte será de se recoger más a lo interior del desierto; porque, según está escrito, de dentro sale la gloria [cf. Sal 44,14], a la cual gloria se querría el ánima reducir como a centro de quietud y holganza [cf. Ex 3,3]» (VI, 4).

La escuela del recogimiento franciscano es muy numerosa. Podemos destacar estos otros autores: Bernardino de Laredo (1482-1540), Alonso de Madrid (ca. 1485-1521) y Antonio de Guevara (1480-1545).